¿Qué
significan billetes de 500 y 1.000?
Estos billetes de alta denominación
alivian pero son insuficientes
DISTRIBUCIÓN DEL SALDO DE
BILLETES Y MONEDAS EN CIRCULACIÓN
BOUNGY | ESPECIAL EL UNIVERSAL
domingo 28 de febrero de 2016 12:00 AM
En una economía, el dinero cumple tres funciones:
medio de cambio, unidad de cuenta y reserva de valor. La primera de ellas se
refiere a su uso fácil, rápido y común en las transacciones de los agentes
económicos; la segunda, a su utilidad para fijar el precio de los bienes y
servicios; y por último, puede fungir como objeto de ahorro, aunque genera bajo
o ningún rendimiento. El uso del dinero como medio de pago es la más importante
de sus funciones y para ello posee ciertas características como su
divisibilidad y transportabilidad.
El conjunto de monedas que circulan en un país debe responder a estas necesidades transaccionales de la economía. En Venezuela, el responsable de la impresión, acuñación emisión y circulación de billetes y monedas es el Banco Central de Venezuela y así queda establecido en el artículo 107 de su normativa legal. De esta manera, la cantidad de dinero emitido y en circulación responde a la interacción entre oferta y demanda monetaria.
El conjunto de monedas que circulan en un país debe responder a estas necesidades transaccionales de la economía. En Venezuela, el responsable de la impresión, acuñación emisión y circulación de billetes y monedas es el Banco Central de Venezuela y así queda establecido en el artículo 107 de su normativa legal. De esta manera, la cantidad de dinero emitido y en circulación responde a la interacción entre oferta y demanda monetaria.
A su vez, ésta interacción influye directamente en el comportamiento de los precios, de acuerdo con la teoría económica. Uno de los mayores problemas económicos que enfrenta Venezuela es la alta y acelerada inflación de los últimos años, que pasó de 30,9% en 2008 a 180,9% en 2015%.
Se ha reconocido que en períodos de alta inflación las funciones del dinero se ven mermadas, el dinero pierde cada vez más valor real por lo que disminuye su poder adquisitivo de bienes y servicios, deja de ser atractivo ahorrar en esa moneda, el precio de bienes y servicios empieza a marcar su precio en moneda extranjera y se hace necesaria una reforma monetaria que implica billetes de mayor denominación para disminuir los costos operativos.
Si bien la causa del alza de los precios está relacionada con la creciente impresión de dinero inorgánico, nos atañe aquí una de sus más notorias consecuencias: el bolívar, en sus distintas denominaciones, está desalineado con la realidad de los precios. El billete de mayor denominación hasta el momento, de Bs 100, alcanza para pagar muy pocos bienes y servicios, mientras las monedas y billetes de baja denominación casi no se utilizan en la práctica, permanecen guardadas en monederos, llevando polvo.
La insuficiencia del cono monetario actual se ha puesto de manifiesto de múltiples formas. Al momento de su instauración, en enero de 2008, predominaban los billetes de Bs 50 (31,92%); seguido de Bs 20 (28,62%); y, en tercer lugar, Bs 100 (17,19%). Ocho años después de la conversión monetaria, en enero de 2016 los billetes de Bs 100 ocupan tres cuartas partes de la circulación total. De hecho, los billetes de Bs 100 han sido los más impresos en los últimos 56 meses. El último dato arroja que casi el 100% de las nuevas impresiones son de este tipo. En 2008, el nombre con que se dio entrada a la nueva familia de billetes y monedas fue "Bolívar fuerte"; hoy en día parece más bien un "bolívar débil".
A causa de ello, se habló en junio de 2015 de un colapso en la Casa de la Moneda, la imprenta nacional ubicada en el estado Aragua. En paralelo, Wall Street Journal difundió este mismo mes una noticia sobre la masiva y reciente importación de billetes de Bs 100 que están siendo producidos en el exterior y traídos al país para remediar la escasez de billetes. Esto sin mencionar el llamado "bachaqueo" de billetes en la zona fronteriza del país.
Esta semana fue comentado en muchos medios de comunicación a nivel nacional, que el BCV prepara la emisión de dos nuevos billetes con mayor denominación: Bs 500 y Bs 1.000. Todos los venezolanos reconocen la necesidad de esta medida pero aún no tiene respaldo oficial. Más allá de eso, resulta pertinente evaluar la incidencia de su implementación.
¿Billetes altos más inflación?
Las expectativas de los agentes económicos juegan un papel fundamental en la transmisión de la política monetaria sobre sus objetivos. Esta afirmación no guarda relación con nuestro caso, siempre que la nueva emisión de billetes de Bs 500 y de Bs 1000 no represente un aumento significativo en la base monetaria. Se ha dicho que la introducción de estos billetes vendrá acompañada con la suspensión de impresión de billetes de baja denominación como lo son los de Bs 2 y Bs 5, pero no necesariamente una desmonetización de éstos.
Sin embargo, partiendo de la distribución actual de billetes, considerando el crecimiento mensual promedio que han tenido las monedas y billetes en circulación desde la introducción de la nueva familia e incluso asumiendo la eliminación de las dos denominaciones más bajas, no se evidencia actualmente la posibilidad de que puedan realizarse las nuevas emisiones de Bs 500 y de Bs 1000 sin afectar la masa monetaria. Alternativamente, podría promoverse el sacar de circulación, de forma total o parcial, billetes con denominación de incluso Bs 10-Bs 20 o disminuir el stock de Bs 100, que como se dijo, ocupan la mayor parte. ¿Son suficientes las nuevas denominaciones?
Ante la galopante inflación, algunos han hablado en el pasado de la necesidad de contar con billetes de hasta Bs 50.000, dejando en monedas los Bs 10, 20... 500. Para darle contexto a cualquier posibilidad, es necesario realizar comparaciones con otras épocas y con otros países, recurriendo a su equivalencia en moneda internacional.
Actualmente, el billete de Bs 100, el de más alta denominación, equivale bien a 10 dólares o bien a 50 centavos de dólar, dependiendo de la tasa de cambio considerada, dentro del nuevo marco instaurado recientemente, sin considerar el precio de venta en el mercado no oficial. En este contexto, el nuevo billete de Bs 1.000 podría pagar $158,73 o $4,87.
Hasta comienzos de los 80, con el tipo de cambio a 4,30, el billete de más alta denominación, Bs 500, tenía un valor de $116, es decir, más que el del propio dólar ($100).
Al evaluar el caso para nuestros pares latinoamericanos, el billete de 100 pesos argentinos es el que tiene la menor equivalencia frente al dólar (7,17) considerando primero, la reciente depreciación a la que fue sometido y segundo, que se habló recientemente de emitir también billetes de 500 y 1.000 pesos.
En el otro extremo está el sol de Perú, cuyo billete de 200 soles equivale a $57,60 dólares. Otros casos son: el billete de 1.000 pesos mexicanos que se cambia por $55,23, el billete de 20.000 pesos chilenos que equivale a $28,11, el billete de 100 reales brasileros $25 y el billete de 50.000 pesos colombianos que se cambia por $15,22. Aún con esta información, es necesario mencionar que los billetes de más alta denominación suelen ser de uso poco frecuente en otros países.
La introducción de un billete de Bs 500 y Bs 1.000 aliviaría la necesidad de la economía, pero no es suficiente.